¿Por qué dar?

El rápido aumento de la longevidad está a punto de magnificarse. De aquí al año 2030, la proporción de personas mayores de 65 años casi se duplicará. La generación del baby boom está a punto de convertirse en una generación demográficamente avanzada.

Con la longevidad surge la preocupación por el número de personas que se espera que vivan más allá de los 85 años, una etapa de la vida en la que la asistencia con las actividades de la vida diaria es más necesaria. Nuestro objetivo y nuestra obligación es ayudar a las personas a cuidar de sí mismas, a mantenerse sanas y a ser independientes. Algunas simplemente no podrán hacerlo.

Dada la imprevisibilidad de la vida, incluso quienes planifican bien a veces se ven devastados por los imprevistos. Por lo tanto, al planificar con anticipación, debemos prepararnos para quienes se convierten en víctimas de las circunstancias cambiantes de la vida.

Más del 50% de las personas mayores de 85 años tienen una discapacidad, y este es el segmento de mayor crecimiento en nuestra sociedad. Como resultado, al menos una de cada cuatro personas se convertirá en cuidadora de un familiar o amigo mayor.

“Se puede sobrevivir a la vida sin brazos, piernas ni vista, pero lo único sin lo cual no se puede vivir es la esperanza”, Mack Wilson, de 56 años, víctima de una enfermedad articular degenerativa avanzada.